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–Fernando “Fercho” García, miembro de Ministerios Infantiles, Campus Hacienda

“Honestamente, al principio, cuando tenía unos 10 años, llegaba a la iglesia porque me gustaba estar con los que patinaban en el parqueo, y así pasé un buen rato. Me fui quedando en la iglesia, participaba en Ministerios Infantiles y llegaba a OANSA (el ministerio “Obreros Aprobados No Se Avergüenzan”). Un día en 2013, “Chief” estaba predicando en una reunión de los jóvenes de Reto, y ahí acepté a Cristo en mi corazón. Tenía 14 años, y realmente comprendí el significado de entregarle mi vida al Señor porque antes de eso solo llegaba a patinar”, resume Fernando “Fercho” García su conversión a Cristo.

Antes de eso, Fercho y su familia habían asistido a otra iglesia o, en sus palabras, “éramos culturalmente evangélicos”. Y gracias a la cercanía de su casa con el Campus Miralvalle, su hermana aceptó participar en la obra teatral “La Casa del Juicio” y las reuniones de los jóvenes. Ella animó a su hermanito a acompañarla y este, desde la primera vez que llegó, quedó impactado por las piruetas de los patinadores. Quería ser uno de ellos y lo logró. Iban a practicar skateboarding a la plaza Salvador del Mundo, “y en ocasiones hasta me fisuré un par de cosas, que hicieron que mi mamá pasara por bastantes preocupaciones”, confiesa entre risas. 

Fercho también participaba en la Escuela Biblica de Vacaciones (EBDV). “Estuve desde la primera, la de Mickey Mouse”, recuerda. Con el paso del tiempo, se involucró en campañas evangelísticas gracias al impulso y la confianza que le brindaba Guillermo Hernández, amado líder de Vida Nueva que en enero de 2024 partió a la casa del Padre.  

Ahora, a sus 25 años, Fercho colabora para que los niños y las niñas de Vida Nueva conozcan a Jesús como su Señor y Salvador. Es maestro del grupo de “Escolares” (7-10 años) de la Escuela Dominical en Campus Hacienda, una labor que disfruta y por la que se siente agradecido. 

“Hubo un momento en que dije ‘quiero dedicar mi vida al Señor’, porque pasó algo bien particular: tengo un sobrinito que desde chiquito vive en Estados Unidos, venía de visita acá y tenía una gran ‘pegazón’ conmigo. Se dio cuenta de que a mí me gustaba Spider Man y comenzó a comprar ropa y pijamas del Hombre Araña. Cuando era más grande, se dio cuenta de que yo patinaba y empezó a patinar. Entonces, a los 15 años, empecé a ayudar en los Ministerios Infantiles porque sentía que se me facilitaba generar una amistad con los niños. Notaba que veían algo en mí y pensaba ‘qué chivo poder influenciar a un niño’. Eso me hizo reflexionar mucho en lo importante que resulta ser un buen ejemplo y que alguien pueda ver a Jesús en mi vida y diga: ‘hey, yo quiero ser como Fercho’. Por todas esas cosas, quise dedicar mi vida al Señor y servir en Ministerios Infantiles y OANSA”, dice.

Con un grado técnico en producción multimedia de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), el joven trabaja desde hace un año en el área de mercadeo de Listaso Technology, una empresa que brinda soluciones móviles y web B2B para distribuidores. Le gusta la fotografía, la producción y postproducción de video, y el cine. Le encantaría estudiar en un seminario bíblico. 

Desea avanzar en su desarrollo personal y profesional y para ello estudia sus opciones, pero, ante todo, mantiene su meta principal en alto:

“Tratar de reflejar a Jesús en mi vida y usar todos mis recursos para ayudar a la gente a llegar al Señor. Por eso me repito: ‘Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras’. Este es uno de mis versículos favoritos, el Salmo 73:28”, afirma.

Invertir tiempo y energía en un niño para sembrar la Palabra en su corazón siempre rinde fruto. Esa fue, sin duda, la intención de Salomón al decir: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbio 22:6).